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*Lo comparten todo:
Una pareja de ancianos va a un restaurante de comida rápida, donde con cuidado divide en dos la hamburguesa y las papas fritas. Un camionero siente pena por ellos y se ofrece a comprarle a la esposa su propia comida.
—No se preocupe —dice el anciano—, nosotros compartimos todo.
Unos minutos después, el camionero se da cuenta de que la esposa no ha probado bocado.
—De verdad no me importa comprarle su propia comida —insiste.
—No se preocupe, ella comerá su parte —le asegura el anciano—. Lo compartimos todo.
Poco convencido, el camionero le pregunta a la esposa:
—¿Por qué no come?
—¡Porque estoy esperando a que mi esposo me preste la dentadura!
*Eso es lo que usted cree:
En una feria, un hombre se topa con la tienda de campaña de una adivina. Pensando en pasar un buen rato, entra en ella y se sienta.
—Puedo ver que es padre de dos —dice la vidente, mirando su bola de cristal.
—¡Ajá! Eso es lo que usted cree
—dice el hombre con desdén—. Soy padre de tres.
—¡Ajá! —dice la adivina—. Eso es lo que usted cree.
*La dieta:
Un hombre le dice a un amigo:
—Mi esposa está en una dieta de tres semanas.
—¿De verdad? ¿Cuánto ha perdido hasta ahora?
—Dos semanas.
La tortuga pervertida
El papá tortuga le está contando a su hijo varios cuentos antes de dormir. Uno de ellos empieza: “Érase una vez un conejito blanco…”.
—Ay, papá —interrumpe la tortuga—, ésas son cosas de niños. Cuéntame algo de ciencia ficción.
—Está bien. Érase una vez un conejito en el espacio exterior…
El hijo lo para en seco.
—¡Quiero un cuento de adultos!
—De acuerdo, pero prométeme que no se lo dirás a tu mamá.
—Te lo juro.
—Érase una vez un conejito completamente desnudo…
El empleo de sus sueños:
José, Miguel, María y Tomás hablan sobre los empleos de sus sueños.
—Me gustaría ser abogado —dice José—, para así poder defender a mis compatriotas.
—Me gustaría estar en el congreso —dice Miguel—, para proponer leyes que beneficien a mis compatriotas.
—Yo quiero ser doctora —dice María—, para poder atender a mis compatriotas.
—Y tú, Tomás, ¿qué te gustaría ser? —preguntá José.
—¡Yo quiero ser compatriota!
La maestra:
Una maestra les dice a sus alumnos de nivel preescolar:
—¡Apúrense o llegaremos tarde!
—¿Cuál es la prisa? —pregunta uno.
—Si llegamos tarde, perderemos su siguiente clase —le dice la maestra.
—Si tiene tanta prisa —responde el niño—, ¡váyase sin nosotros!
Allá entre esposos:
La esposa le pregunta a su esposo:
—¿Te fijaste, cariño? Compré un nuevo cepillo para el inodoro.
—Sí —responde el hombre, — pero me sigue gustando más el papel.
1. Un pastuso se muere de la risa, le hacen la autopsia y hasta ahora no le encuentran el chiste.
2. Los pastusos lanzan un candidato a la presidencia de la república y hasta ahora no saben donde ha caído.
3. Cómo vuelan los pastusos una cometa? - Con dinamita.
4. Como matan los pastusos a una gallina? - Le dan una patada en los huevos.
5. Cómo queman el año viejo los pastusos? - Con agua hirviendo.
6. Por qué los pastusos no juegan cuarenta? Por que solo consiguen reunirse 38 de ellos.
7. Un pastuso pide un perro caliente. Cuando lo recibe, mira al vendedor y le dice: - Oiga alita, yo creo que mejor me cambie de presa porque me ha dado la peor.
8. Llevan a los pastusitos a la catedral, y el profesor les dice: Aquí están las cenizas de Sucre. Uno de los pastusitos dice, - eso es mentira, porque Sucre no fumaba.
9. Los pastusos estan pidiendo la sede para la tercera guerra mundial.
10. Los pastusos quieren que la linea ecuatorial pase por Tulcan. Para que? - Para colgar la ropa, pues gran caballo.
11. Un pastuso iba bien contento con su nuevo tractor, cuando un amigo le encuentra y le pregunta, "oiga alita de cuántos caballos es el tractor?" El primero responde, "de dos, mío y de mi papá."
12. Mamita, dice el pastuso, me voy a Quito, prepáreme dos caballos. "Y para qué quieres dos?" le pregunta la madre. "Uno para montar y otro para ir conversando", responde.
13. En Tulcán hace tanto frío que el sol sale con poncho.
14. Dicen que los pastusos entran a los mercados de rodillas. Para que? - Para ver los precios bajos, alita.
15. Mamita, mi hermanito se hizo caca. - Limpiale, pues hijito - No, mamita, se cayó del cuarto piso y se hizo caca.
1.
-Vecina, vecina, su hijo le sacó la lengua a mi hijo.
-No importa vecinita, es juego de niños.
-Sí pero no sé cómo pararle la hemorragia.
2.
- Papito, papito, ya no quiero ir a Europa.
- Cállate y sigue nadando.
3.
-Papito llévame al circo.
-No molestes.
-Papito llévame al circo.
-No molestes.
-Papito llévame al circo.
-No molestes o te clavo el otro pie.
(Este cacho es muy gracioso contado en moción, como si tuvieran un clavo en un pie)
4.
En el "Hotel García Moreno" se practica la tortura como forma de investigación a los presuntos delincuentes.
Un día traen a un borrachito acusado de haber robado unas joyas. Le agarran la cabeza y la meten un tanque de agua.
-¿Dónde están las joyas?, le preguntan.
Y el borrachito no responde nada. El tratamiento se repite por varias ocasiones, hasta cuando el borrachito medio ahogado dice:
-Mejor que se busquen un buzo, porque desde aquí no se ve nada.
5.
- Un señor monta al hijo en la bicicleta y le dice:
- Pedalea, Pedalea, Pedalea, ..... y el niño se cae.
Este procedimiento se repite varias veces, hasta que el padre exclama:
¡Que vaina con este muchacho, además de paralitico, bruto!
6.
- Mamita, mamita, en la escuela me dicen baboso.
- No hagas caso mijito, pero cierra la boca porque me inundas la cocina.
7.
- Mamita, mamita, en la escuela me dicen dientón.
- No hagas caso mijito, pero cierra la boca porque me estás rayando la mesa.
8.
- Papito, papito, en la escuela me dicen peludo.
- Ve, Clemencita, vení acá, el perro está hablando.
1. Un amigo le mira al otro sentado en la vereda raspando una moneda de cincuenta sucres. ¿Qué estás haciendo?, le pregunta.
Aquí gastando la plata, contesta.
2. Un tipo estaba comiendo yerba. El amigo le encuentra y le dice, no seas tonto, te vas a helar la sangre.
Eso mismo quiero no ves que voy a matar a sangre fría.
3. El cura olvida sus lentes y cuando va a empezar la misa, abre el libro y dice "Setenta monos". Todos le quedan viendo sorprendidos. "perdón hermanos", dice mirando a su libro nuevamente. "Setecientos monos". Los parroquianos le quedan viendo nuevamente sorprendidos, y esta vez algunos sonríen. "Ve José", dice el sacerdote dirigiéndose a un acólito, "andá a traerme los lentes". Cuando recibe los lentes, lee nuevamente su libro. "Sentémonos hermanos".
4. -Mamita, ¿Quién es mi papá, ah?
La señora saca un periódico viejo, amarillo por los años, con las fotos de setenta presos que habían escapado del penal
-Escogé no más hijito, yo en el alboroto ni me fijé.
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